9/4/08

Contra la violencia de género



“Ella, no es ella”

Calles sombrías llenas de calma,

Ojos que acechan, por los recodos de las ventanas.

Largos pasillos llenos de charcos, llenos de ratas.

La noche es cerrada.

Ella camina con la cabeza, siempre agachada.

Piensa en sus cosas, nada le apremia.

Su mundo vaga, constantemente, por las miserias.

Ella, no es ella.

Ya no sonríe, ya no se arregla.

Ya no es la misma, que con sus ojos iluminaba.

Ya no tiene brillo en su mirada.

Lo ha perdido todo, no le queda nada.

Creyó en el amor, del que tanto amaba.

Creyó en sus palabras.

Compartió con él, todas las mañanas.

Todos los momentos, que a ella le importaban.

Todos esos sueños, que siempre junto el,

ella imaginaba.

Ella, no es ella.

Ahora está perdida, esta derrotada.

No hubo tal amor, todo fue una farsa.

El la ha convertido, en una piltrafa,

un despojo humano, que no siente nada.

No tiene esperanza.

Su vida transcurre, en una prisión,

donde está encerrada.

Donde no entra más, que la incomprensión

y la intolerancia.

Donde esta asustada.

Ella, no es ella

Sus largos cabellos, llueven por su cara.

Le tapan las huellas, de todos los días,

que fue maltratada.

Abusos, desplantes, palabras hirientes,

mal intencionadas.

No sabe que hacer, se siente varada.

No puede entender.

Sus lágrimas nublan, su vida diaria.

La pena la embarga.

¿Cómo puede ser?

Ha perdido el alma.

Ella, no es ella.

Sus labios de seda, cual rosa encarnada,

se están marchitando, se secan, se callan.

No emiten siquiera, ni un triste lamento,

ni una sola queja.

Las fuerzas le fallan.

Se deja vencer, por la vejación,

del que la maltrata.

No quiere luchar, se siente cansada,

hundida, humillada.

Ella, no es ella.

No tiene un apoyo, que pueda ayudarla.

Anda por las calles, para no tener,

que volver casa

No quiere escuchar, una y otra vez,

más gritos ni faltas.

No quiere siquiera, que llegue a tocarla.

Su miedo es tan grande,

que empieza temblar, con solo rozarla.

Ella, no es ella.

Ahora ya ni duerme.

No puede soñar, siempre está enfadada.

Todo le molesta, todo le sorprende,

se altera por nada.

Se siente culpable.

Piensa que es muy justo, todo lo que pasa.

¡Pero que pobre!

Como se castiga, como se corroe.

Es la viva estampa, del que solo sufre.

Ella, no es ella.

Esta demacrada.

Su rostro sensible, blanco porcelana,

se ha vuelto de paja.

Los surcos del llanto, que día tras día,

mojan sus mejillas, le han dejado mella.

Se ven las ojeras, que oscuras se ciernen,

bajo su mirada, triste y desolada.

Ella, no es ella.

Sus manos de seda, que con gran ternura,

siempre acariciaban,

se han hecho tenazas, ásperas y rudas.

No pueden, dejar de temblar,

y por eso siempre, las lleva escondidas.

Sus hombros hundidos,

muestran sin piedad, su debilidad,

y el peso del daño, al que está sometida.

Ella, nos ella.

Su mente, la envuelve.

La lleva a vagar, por calles y calles,

inconscientemente.

Pasa poca gente.

Pero ella se centra, sin darse ni cuenta,

en cada detalle.

Sus caras, sus gestos.

En si son felices.

Andando y andando, sin querer si quiera,

ha llegado a un parque.

Ella, no es ella.

Se sienta en un banco y mira hacia el frente.

Se fija en un niño, que con cierto brío,

juega con su madre.

Su padre a lo lejos, les hace reclamos,

para que lo impliquen.

Se les ve dichosos, y al jugar se ríen.

Ahora una pareja, demuestra sin miedo,

el amor que sienten.

Sus besos y abrazos, le hacen darse cuenta,

de lo que no tiene.

Ella, no es ella.

Dos dulces ancianos, pareja de antaño,

deciden marcharse.

¡Que felices viven!

Se está haciendo tarde y el frío encrudece.

Pero ni lo siente.

Su cuerpo de ángel, de finas caderas,

debido al maltrato,

se ha vuelto insensible.

Por fin se decide,

levanta del banco.

Ella, no es ella.

Comienza de nuevo, el largo camino,

de regreso a casa.

No anda deprisa, porque no le ansía,

llegar, para nada.

Dentro de su mundo, se siente segura,

distante, lejana.

Sabe que en un rato, la paz que ahora siente,

se verá truncada.

Ella, no es ella.

El largo trayecto, que ha recorrido,

se le ha hecho un suspiro,

realmente breve.

Empieza a temblar, solo de pensar,

que en unos segundos,

todo volverá, a ser detestable.

Llega hasta su puerta,

respira profundo.

Ella, no es ella.

Abre con sigilo y con cierto miedo,

anda suavemente.

Procura pasar, delante de él,

sin que se le altere.

Pero es imposible.

Ella le saluda, con todo el cariño,

aunque no lo siente.

Ella, no es ella.

Ya he llegado cielo.

Le dice paciente.

¿Dónde está la cena?

Pregunta insistente.

Ahora te la pongo,

no tardo un segundo.

Su voz se desgarra, con solo sentir,

su tono rotundo.

Ella, no es ella.

Pero no termina, continúa a gritos.

Pregunta y pregunta,

y sin razonar, el sigue a lo suyo.

¿Dónde te has metido?

He dado una vuelta

¿Con quién has estado?

Con nadie (contesta)

No mientas y dime.

¡Mira……que te enteras!

Por favor, mi vida. ¡Escucha!

Por mas que le pide, le implora y le ruega,

no quiere escucharla.

Ella, no es ella.

El tiene su idea mezquina, metida en la mente.

Por mas que ella diga, insista y explique,

con buenas palabras,

el no la comprende.

La coge del brazo.

Le está haciendo daño.

Pero a el no le importa y sigue apretando.

Ella, no es ella.

De un golpe certero, la tira en el suelo,

con toda su rabia.

Se da en la cabeza y por un momento,

por unos segundos,

se queda traspuesta.

El la está mirando y le dice a gritos,

que no sea falsa.

Ella está sangrando,

pero el no se inmuta, el no siente nada.

La sigue encrespando.

Ella, no es ella.

Cuando se levanta, la sigue insultando,

sin medir palabras.

Insinúa cosas, que jamás pensó,

pudiera nombrarlas.

Le falta el aliento, las fuerzas,

las ganas.

Solamente llora, insistentemente,

mientras el la veja,

mientras la maltrata.

Ella, no es ella.

En un contoneo, forzado y maltrecho,

ella se desploma.

Sus ojos que antes tornaba,

con mucha tristeza, y mucha mas pena,

se quedan sin vida.

El sigue gritando, con más fuerza todavía,

y no se da cuenta.

Ella, no es ella.

Le sigue pegando, ni siquiera piensa,

que pueda estar muerta.

Se cree en el fondo,

que no se menea, para ver si cesa.

¡Que pobre princesa!

que gran ironía, nunca imaginó,

morir de las manos del que más quería.

Jamás lo pensó, nunca lo creería.

Ella, no es ella.

Ahora su alma vuela, buscando su calma.

Puede respirar, porque a donde va,

la tranquilidad, como buena amiga,

allí la acompaña.

Por fin podrá ser, libre y confiada.

Por fin podrá amar, sin ser maltratada.

Por fin no tendrá, ni sentirá jamás,

mas miedo por nada.

Ya nunca volverá a sufrir,

ni volverá a sentir,

que ella, no es ella.

del space de Melancolía

No hay comentarios:

AVISO

Ciertas fotos, poesias y comentarios las bajo de internet, si alguna persona considera que no debo editarlas , o tengo que poner las fuentes, ruego me lo comunique por e-mail. ruha_55@hotmail.com

por un mundo justo

pasa y déjate ver...

mapa mundi

You've been marked on my visitor map!